martes, 11 de septiembre de 2007

Circo

I
Cuando mi hermano pequeño era verdaderamente pequeño, y no el muchachote enorme que es hoy, mi mamá lo llevó al Circo de Moscú. A los cinco años, Hermanito presenciaba un espectáculo circense por primera vez, y cuando vio salir a los osos amaestrados, acompañados por unos señores vestidos de gala que los hacían ponerse en dos patas y bailar, él –que ya entonces era un niño de pocas palabras, pero siempre justas– sólo les echó una mirada y dijo convencido: “estos son tipos disfrazados”. Ni mi madre –que, por alguna razón que el resto de nuestra familia no comprende, ama el circo– ni nosotros más tarde, pudimos convencer a esa criatura de que esas otras criaturas que había visto eran osos de verdad.
II

Cada tanto, Hermanito y yo tenemos conversaciones sobre su infancia. Como él es el menor y yo la mayor, los casi diez años que nos separan me convierten en una cronista privilegiada de la época en la que él era una especie de mascota de los otros cuatro. Le cuento las cosas que hacía, las que le hacíamos hacer, cómo mis hermanos usaban su cochecito como fórmula uno y cómo le enseñábamos a hacer playback con los Beatles. En una de esas charlas, le pregunté si se acordaba de los osos del circo. Hermanito me contó entonces que, a sus cinco años, él entendía que era perfectamente posible amaestrar osos para que bailaran en dos patas: simplemente no podía creer que hubiera gente capaz de someterlos a algo tan cruel.
III
Muchas veces, en el terreno amoroso sentimental yo me siento igual que Hermanito. Sé que los hombres idiotas existen, lo que no puedo creer es que me toquen a mí. Sé que hay varones que recitan en vano promesas que nadie espera oir, hombres que responden preguntas que no se les formularon y mienten al responder lo que sí se les preguntó; hombres que huyen ahogados sin que una haya decidido aún si valen la pena una segunda cita. Como hizo Hermanito en su visita al Circo, me resisto a creer en lo que ven mis ojos y caer en la explicación más sencilla: la queja de los hombres son todos idiotas son todos iguales.

20 comentarios:

EmmaPeel dijo...

Yo fui a ver el Circo de Moscú también, será por eso?

besos

Alicia dijo...

Emmapeel:
definitivamente, por eso es.
besos!

rck dijo...

Yo empiezo a creer que todos, conciente o inconcientemente, actuamos mal en algún momento, y que ser bueno siempre es imposible.

Anónimo dijo...

Yo tengo miedo de no estar a la altura. Amo a mi mujer, pero qué sé yo si algún día no le hago una trastada.
Lo que me preocupa no es ser el oso, si no el señor vestido de gala.

Anónimo dijo...

Su hermano seguramente fue una noche a rescatar al oso. Abrió la jaula con la llave que robó sin esfuerzo de un encargado dormido por la borrachera. Estuvieron recorriendo furtivamente la ciudad, fueron a comer picsa de parados a la calle corrientes, vieron alguna película mala en un cine de lavalle, y se metieron en un bar a planear el destino del oso. Fue ahí, mientras se contaban sus vidas, que el oso se levantó apurado y regreso sólo al circo, gruñendo con cara de pánico algo similar a 'tan malo no era, tan malo no era'.
Es entendible .. al oso nunca le hicieron hacer playback de los beatles

Alicia dijo...

RCK y PZ:
No creo mucho en gente buena y mala. Siempre nos equivocamos: el tema es si con buena o mala leche. Bah, digo.

Resentido:
Qué imagen maravillosa.
El playback de "Love me do" incluia una paleta de paddle como guitarrita ¿habremos traumado a ese niño para siempre?

besos!

Bea dijo...

Viste como es esto: no desconfies de la gente sino del demonio que llevan dentro. Creo que todos tenemos un demonio que a veces dejamos escapar (aun sin darnos cuenta). Yo no he dejado de creer ni en los hombres ni en el amor, pero si me resigne muy a mi pesar (con mucha conviccion y sin melodrama) a la idea que la vida no tiene en sus planes que yo de con uno indicado para mi. Pero creo en el amor, la vida sino seria muy triste.

Anónimo dijo...

Tal vez la pregunta sería, ¿y por qué precisamente te tocan los idiotas? ¿Acaso no existirá algo en ti mismo que permite que eso ocurra?
Puede ser que debes quitarte el imán; salir y estar con gente con la que nunca pensarías tener algo....

Alicia dijo...

Bea:
no te permito resignarte!!! suponiendo que "la vida" haga "planes", hay algo seguro: no sabemos de antemano cuáles son.

Malvisto:
de hecho, la tuya es una pregunta muy pertinente...

Little Snail dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dice malvisto, pero también es cierto que hay muchos tipos de idiotas, vienen en diferentes tamaños y colores... a veces elegimos a alguien porque es totalmente opuesto a una persona que nos hizo sufrir y termina siendo otro idiota. Creo que la única forma de descubrir qué hay bajo el disfraz es tener paciencia... pero ¿cuánto se puede aguantar?

Saludos!

Muppets de Balcón dijo...

No comprendo la insistencia de los padres a traumar a los niños de esa manera. Lo bueno del circo, al menos, es que al menos todos los freaks están en un mismo lugar.
Besos

Anónimo dijo...

muppets:
se refieren a las gradas del público, no ?
llevar a los hijos al circo debe venir en algún manual del padre ejemplar. Sería como decirles: 'hijo mío, algún día todos esos animales entrenados .. serás vos'

Anónimo dijo...

soy tu fan

Alicia dijo...

little snail:
ejercitar la paciencia es lo más difícil del mundo. yo trato de ser lo más pequeña saltamontes que puedo, aunque no me sale muy bien.

muppets:
coincido, más vale.

resentido:
me parece que los circos ya no tienen animales entrenados no? es muy políticamente incorrecto. creo que ahora son todos de gente.

Sincera:
me desarmaste. gracias :)

besos para todos!

Ana dijo...

Creo que reconocer patrones en la forma de relacionarnos es un gran paso. A mí la terapia me está ayudando a descubrir por qué siempre me "encandilan" los patanes. Pero creo que el poder de cambio, sin duda, está en uno.

Me gusta mucho su manera de escribir y la estética del blog.

Cariños, Ana.

Anónimo dijo...

alice,
mire ud, no sabía lo de los circos. salvo el circ du soleil, que aparentemente usan una cruza entre monitos y pavos reales muy coquetos, en calzas y con mucha pintura. se parecen un poco a beckham, póngale.
lo que encuentro realmente indignante es que sea más políticamente correcto terminar con el abuso de los animales de circo que terminar con sus payasos. El mundo está loco loco

saludos

Alicia dijo...

Ana:
y sí...son algunas de las razones por las cuales les pagamos a nuestros terapeutas...tan válidas como cualquier otra...o no?
y gracias!

Resentful:
Tiene razón, los señores de Cirque du Soleil son re-Beckham (al que, veo, conoce aún sin saber de fútbol). Los payasos son estúpidos y deprimentes. Y a veces, como en It, dan miedo y todo.
besos,
A.

Anónimo dijo...

sí ! a mi siempre me dieron miedo, desde que el payaso de poltergeist se escondió debajo de la cama. Casi el mismo miedo que ahora me dan las estatuas vivientes de recoleta.
A beckham no podría no conocerlo, aparece en las publicidades de toda la literatura de la que me nutro, como la revista gente. Y además la tiene a mal traer a posh. Te re banco posh. Pero igual me comprarìa a full un libro que se llame 'Las andanzas del noble caballero David B.'

saludos
rosenful

Alicia dijo...

Y así, sin previo aviso, se me acaba de caer un ídolo.

saludos, rosenful,
A.

Martín dijo...

Yo no sé como empezaste con un circo, yo contento (aunque con algún amague de nostalgia a la vista) y luego, casi sin darme cuenta, terminaste en aquello. Que se yo Alicia. Pero convertiste una mueca en otra mueca moy distinta!! Como agarrar un caramelo de naranja y meterse uno acido en la boca... en fin... abrazo!!