jueves, 31 de enero de 2008

Coordinación

Arthur Abbott: "Iris, in the movies we have leading ladies and we have the best friend. You, I can tell, are a leading lady, but for some reason you are behaving like the best friend. " (de The Holiday, de Nancy Meyers)
I
La Dra y yo somos amigas desde el secundario, pero desde hace unos doce años somos inseparables. Su familia me adora y paso cada Año Nuevo con ellos. Mi madre se anima a opinar con mayor libertad sobre la vida sentimental de ella que sobre la mía. Tenemos el pulso exacto de la vida cotidiana de la otra. Conozco con pelos y señales la vida de sus compañeros de trabajo, las complicaciones del hospital, las dificultades de procedimientos quirúrgicos de los que no entiendo absolutamente nada. Del mismo modo, la Dra. sabe todo de mí, puede recitar al menos nombre y descripción de los personajes principales y secundarios de mi existencia, y se ve obligada a sumergirse en lecturas y situaciones que jamás le interesarían si no me involucrasen.
II
Si nuestra vida fuera una comedia romántica de Hollywood, cada una sería por un rato la Protagonista, mientras a la otra le tocaría hacer de Mejor Amiga. A la Protagonista le pasan las cosas y la Mejor Amiga es la que escucha el relato de las cosas que a ella no le pasan. Mientras ella estaba de novia, yo era sola; mientras yo tenía chico, ella no quería tener o no tenía. Siempre nos manejamos con esa precisión. Aunque al resto de nuestras amigas siempre les llamó un poco la atención esta alternancia, nosotras la tomamos casi como si fuera una fatalidad. La situación, además, tenía algunas ventajas: permitirnos cierta equidad a la hora de compartir los problemas, y el hecho de que la otra siempre estuviera disponible para contener en una crisis de pareja o convertirse en un comité unipersonal de emergencia cuando llegaba una ruptura.
III
El ejemplo más claro se dio a principios de 2007. El 31 de diciembre de 2006 yo me separé de Ex y, diez días más tarde, la doctora conoció a su chico, el Extranjero, con quien terminó cortando a mitad de año. Pero hace poco éste volvió con todo, y es amor otra vez, o más que antes. Su apasionado regreso casi coincidió con el florecimiento de mi romance con Chico (¡si, chicas: sigue!) lo que nos impidió a la Dra. y a mí comunicarnos durante varios días, salvo por escuetos mensajes de texto con muchos signos de admiración o por llamados telefónicos siempre interrumpidos. Queríamos saber y contarnos todo y no encontrábamos el momento. En una ocasión, yo la dejé plantada a ella. Al otro día, ella me cortó el teléfono a mí. La verdad es que no nos importó. Estábamos genuinamente felices por la otra. Pero, además, habíamos descubierto, incrédulas, algo que no había sucedido nunca antes: por una vez, las dos al mismo tiempo éramos la Protagonista.

miércoles, 16 de enero de 2008

Superstición


I
Estoy aterrorizada. Por fin conozco a alguien que me gusta-gusta, o mejor dicho que me gusta-encanta, y no que me gusta-pero. Y parece que este alguien también gusta de mí. Estoy estúpida las veinticuatro horas del día: espero la hora para verlo como una quinceañera en los noventa esperaba su viaje a Disney.
II
Llevo una semana entera sin interesarme en absoluto por la comida. Las desgracias ajenas me importan lo mismo que nada: contemplo impasible las cifras de accidentes de tránsito en la ruta durante las vacaciones. Me lleno de actividades en las que no sea necesario usar el cerebro para mostrarme ocupada como el conejito de Duracell y que el mundo no descubra que, al fin y al cabo, soy igual a todas: una muchachita cursi que se emociona con la novela de las cuatro de la tarde.
III
Me encantaría poder contarles todo. La anécdota de cómo nos conocimos, por ejemplo, que es muy graciosa. Pero tengo miedo de que si escribo algo aquí todo se arruine. Pánico de que sea eso y no otra cosa (que la emoción pase, y descubramos que él no es para mí o yo para él o que nos dejemos de gustar, por ejemplo) lo que desencadene una catástrofe y que este chico (les aseguro que es tierno, apasionado, gracioso y completamente un personaje) deje de llamarme o de contestarme los mails de un día para el otro .
IV
Así que aquí me tienen, la mujer racional, la que se enoja cuando sus amigas se aceleran después de la segunda cita, la que reta enérgicamente al pobre L. cuando le dice "te amo" a su novia en el primer mes de la relación, deshojando margaritas y leyendo el horóscopo de él en la revista del domingo. Por las dudas, ustedes crucen los dedos, así les puedo contar cómo sigue.

jueves, 3 de enero de 2008

Elegancia *


I
Estamos en una reunión conversando con un amigo en común. Acaban de presentarnos. En un momento, el amigo hace referencia a una situación de la que ellos dos habían participado. Me empiezan a contar que Él discutió con una chica a la que yo vi dos veces en mi vida, que me pareció bastante antipática, y que en el diálogo que me relatan claramente dijo una estupidez.
II
El amigo en común le insiste para que Él siga contándome, dándole a entender que estamos en confianza, que delante mío puede hablar mal de la otra. Elegantemente, Èl evita hacerlo: como si no hubiera entendido, señala con calma sus objeciones a los argumentos de ella y seguimos hablando de otra cosa.
III
Es el momento en el que un hombre de apariencia perfectamente común tirando a descuidado, un adulto que en una reunión social lleva puesto un pulóver viejo con dos agujeros en la espalda, pasa de ser un simpático desconocido a ser otra cosa. Una especie de príncipe azul en el envase de un intelectual desaliñado.
IV
Me obsesiono como una adolescente. Como cuando en tercer año del colegio fuimos a un retiro espiritual y todas nos enamoramos del profesor que se estaba por hacer cura, y después, a la noche, todavía afiebradas por estar al sol o cerca de él todo el día nos juntábamos en una pieza y decíamos: no, no, Dios mío por favor que no se haga. Resulta que tener quince años y treinta y uno es exactamente lo mismo. Al menos, los enamoramientos grupales eran más seguros. La desprotección da mucha vergüenza.
V
De todos modos, ya pasaron varios días, y sigo sin saber si Èl es heterosexual, soltero, o si al menos tiene algún interés por el sexo en general. Mi analista dice que no parece gay, y ella lo vio, aunque sólo de lejos, en la presentación de un libro de un ex paciente suyo y actual amigo mío (mi analista es así). La teoría de que está solo apenas se sustenta en los agujeros del pulóver: si sale con alguien, hace demasiado poco. Una mujer que te ama o que al menos siente alguna inclinación por vos no permite que andes por ahí con un pulóver tan rotoso. Si es novia nueva, quizás aún no haya visto el pulóver, o no se haya atrevido a decirle nada. Pero teniendo en cuenta nuestras diferencias espacio temporales y los límites del decoro que una chica como yo debería respetar, lo más probable es que por el momento no me entere de nada más.
*Ya sé que este post es viejo -o "vintage"- mis disculpas a los que ya lo recibieron. Pero todavía sigue vigente, y mis neuronas están adormecidas por el calor...