domingo, 22 de marzo de 2009

Conclusión (último post)

I
Hace dos años, algunos días y cincuenta post, empecé a escribir este blog. Había cumplido los treinta, me había quedado soltera y, con una intensidad y convicción que ahora me parecen rarísimas (eran sólo treinta, por God´s sake), estaba asustada. Miedo de volver a ocuparme de los menesteres de estar sola, de no volver a formar pareja, de formar una pareja igual a la que se acababa de romper, y muchos miedos más.
II
Me di cuenta de que había tomado la decisión cuando le conté al Novio que este blog existía. No le había dicho antes simplemente porque el Novio es alguien a quien no le gusta saber del pasado, y entonces el blog era para él demasiada información. Pero con el correr de los días la necesidad de que él supiera se hacía cada vez más importante. Y también la necesidad de cerrar etapas, de contar otras cosas, en otros lugares.
III
La ecuación se resolvió rápido. Le conté al Novio y decidí que me iba. Ya está. Por ahora dejaré de escribir; más adelante, bajaré la persiana del todo y los textos también desaparecerán. Seguramente abriré otro blog sin seudónimo y me sacaré las ganas de mostrar o expresar cosas que acá no tenían espacio. Quizás avise, quizás no, quizás se enteren de todas maneras.
IV
Por lo pronto, qué quieren que les diga, estoy enamorada y feliz. Feliz no de euforia: no ese dolor de estómago que no te permite comer ni respirar ni ocuparte de pagar el cable, ver a tus amigos o ir al supermercado, sino feliz de felicidad cotidiana, de descubrir todo el tiempo cosas que me confirman que estoy donde quiero estar. Con un hombre que no huye cuando la cosa se pone difícil, pero que se ríe con los chistes tontos que hago; que jamás me dijo una palabra que antes no haya podido respaldar en hechos. Ese es el Novio para mí. Una vacación de todos los enroscados asustados ególatras con los que me crucé en el pasado. Espero que sea una vacación lo más larga posible.
V
Yo sé que esto puede parecer un happy ending. No lo es. Sigo sin tener trabajo y eso me angustia. Hay días en los que me despierto desesperanzada y triste, y entonces Novio ve una parte de mí que no me gusta que vea. Pero después de todo, yo nunca creí en los finales perfectos. Y hay algo más: aunque quisiera quejarme, hoy la gente no me deja. La gente en general cree que, porque ya conseguí novio, no tengo derecho a angustiarme porque no tengo trabajo. Está bien. Para mí son dos necesidades distintas, pero ellos sabrán cuán duro está ese mercado, cuán difícil de ubicar era yo y por qué dirán con tanta vehemencia lo que dicen.
VI
Por último, quiero agradecer a todos los que pasaron madrugadas leyendo el blog, a los que comentaron, a los que me linkearon en sus páginas, a los que me mandaron mails, pero sobre todo a los que dijeron alguna vez: “ a mí me pasa lo mismo”. Esa es la gente que me hizo sentir cada día un poco menos sola, un poco menos tonta. La que me ayudó a no avergonzarme de la chica asustada que una tarde calurosa de febrero empezó a escribir acá.
Los voy a extrañar un montón.
Nos estamos leyendo,

Alice