domingo, 8 de julio de 2007

Educación

I

Hace unas semanas me fui de vacaciones a Bolivia y Perú con tres chicas más. Durante quince días el grupo se compuso de cuatro mujeres y un varón, al que llamaremos A, que era nuestro guía y pasaba con nosotras casi las 24 horas. Desde luego, llegó un momento en el que hablábamos delante de él como si no hubiese un hombre presente. El día cinco o seis, durante la etapa boliviana, se incorporó al grupo Osvaldo, un guía local que convivió dos días con nosotros. A Osvaldo, claramente, la compañía de cuatro mujeres presa de la euforia de los primeros días de vacaciones lo exasperaba un poco. Yo, por mi parte, no lograba entender cómo hacía A. para no inmutarse ante nuestras conversaciones, preguntas y reclamos. Ya lo sé, es su profesión y está acostumbrado, pero también Osvaldo, para el caso. Durante una cena en nuestra última noche en Copacabana, comprendí: cuando salió el tema de nuestras familias, A. reveló que tenía cuatro hermanas mujeres.
II
Este ejemplo sirvió para reforzar algo que sostengo desde hace tiempo: todos los hombres deberían tener hermanas. Y a aquellos que no tienen, deberían proporcionárseles hermanas sustitutas. Estoy convencida, además, de que los hombres con hermanas son mejores parejas. El universo femenino es infinitamente más complejo que el de los hombres: está hecho de la suma de pequeños detalles en apariencia insignificantes, y que sólo pueden apreciarse durante una convivencia prolongada y entre pares. Por infinitos motivos, con las madres no alcanza, y unas vacaciones en carpa con la novia a los veintiún años tampoco son suficientes para que ellos comprendan de qué estamos hechas.
III
El hermano es el primer hombre testigo de los momentos más humillantes de la vida de una: el varón que tiene hermana, la ve llorar junto al teléfono porque el chico que le gusta no la llamó. Es observador de la fluctuante dinámica de la relación madre-hija, sabe que cada tantas semanas hay que calentar la cera para depilarse el bozo, que una vez al mes los cambios de humor pueden convertirnos en bestias imprevisibles. Nos ve matarnos de hambre durante dos semanas y despacharnos seis alfajores de maicena en dos minutos. Sabe que antes de salir acaparamos el baño y nos probamos cincuenta vestidos, y tiene horas de conversaciones escuchadas -por teléfono o en vivo- con nuestras amigas.
IV
Por eso, y aunque a veces no fueran de lo más simpáticas, siempre respeté mucho a las hermanas de mis ex, y jamás intenté tirarles mala onda. Consideraba que, de alguna manera, ellas eran quienes me habían allanado el camino. Por mi parte, en casa, como única mujer de cinco, mis hermanos alguna vez me vieron resistir estoica ante el guiso de lentejas porque estaba a dieta, me miraron desconcertados cuando me emocioné con un programa de tele; en alguna ocasión, uno debió salir corriendo a la farmacia a comprarme Ibuevanol. Creo que todo esto fue ni más ni menos que darles una educación. Espero que todas mis cuñadas -actuales, potenciales y futuras- sepan apreciar el esfuerzo realizado. Pero ni falta hace que me lo agradezcan.

9 comentarios:

Mascaró dijo...

Muy instructivo y veraz. A mí, que no tuve hermanas, nunca se me hubiera ocurrido.

Anónimo dijo...

Coincido total-mente!

Bea dijo...

Ahahahah si si, tenes razon. Ahora podriamos eregir una maxima tipo: dime quienes son tus hermanas y te dire que clase de hombre eres? Saludos

Anónimo dijo...

coincido en todo, agrego como han acotado ya otros: la calidad de la hermana determina un tanto el juicio que hará a las féminas el homo erectus en potencia. En mi caso debo agradecer a todas las deidades actuantes: me tocó flor de cuñada por lo q gozo de una cuota de idelización a priori. Gracias por dejarnos leer y por escribir tan certeramente.

Anónimo dijo...

Que temita! Hasta que me fui de casa, por el año 2000 me llevaba de los pelos con mi hermana. Luego, hace unos meses, cuando me separé volvi a la casa paterna y ambos demostramos madurez. Creo que en estos 8 meses de convivencia la vi llorar más que en esos anteriores 23 años. Charlas hasta altísimas horas de la madrugada donde nos hemos contado lo que nunca pensamos que nos íbamos a decir.

En fin, coincido con vos Ali, aunque a veces me dan ganas de estrangularla, el entrenamiento ha sido fructífero.

Saludos!
Mario

MG dijo...

No lo haía pensado. Es más, hasta ahora yo prefería que vengan sin hermana porque las cuñadas nunca son muy copadas. Ahora las voy a mirar con más onda y voy a exigirles reconocimiento a las mías. Si habré intercambiado información con mis hermanos...
Muy bueno el post.
Besos,
Trotamundos.

Alicia dijo...

Crab:
todos los días se aprende algo...

Carola:
gracias. que la gente me dé la razón me levanta la autoestima siempre. aunque sea mi amiga de la adolescencia.

Bea y Marìa José:
no me animo a meterme con la calidad o cualidades de la hermana en cuestión. a mí me basta con que tenga.

Mario:
es loco lo que contás. pero sí, seguro que este entrenamiento debe haberte hecho subir puntos...

Trotamundos:
reclame, reclame!!! seguro que esas cuñadas tienen mucho que agradecerle...

besos para todos

cafeba dijo...

Siempre sostuve que hay que buscarse minas que tengan hermanos. Aunque no siempre funciona suelen tener una noción de la realidad más parecida a la realidad.

knoppix dijo...

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